Otra de las aplicaciones de la toxina botulínica que es poco conocida y que podemos realizar en las clínicas de estética teniendo unos resultados muy satisfactorios, es para el tratamiento del bruxismo. El bruxismo es el hábito inconsciente de apretar los dientes, tanto durante la noche, que es lo más corriente, como durante el dia.

A parte del momento de la masticación o de tragar, nuestros dientes no tienen que estar en contacto. Si esto sucede de manera continuada, sometemos todo el aparato masticador a un sobresfuerzo que, poco a poco , lo va deteriorando. Para evitarlo, nuestro odontólogo nos recomendará usar una fèrula de descarga durante el sueño.

Pero en los bruxismos importantes puede no ser sufciciente, y  los músculos de la cara, del cuello y todos los que envuelven los maxilares, se van contracturando y nos provocan dolor; la articulación de la mandíbula es desgasta; los dientes soportan fuerzas anormales y ajenas a su función ; las encias padecen por una deficiente circulación sanguínia y, consecuentemente, todo el sistema se desequilibra.

Las consecuencias de todo ello pueden ir desde una simple hiperestesia dental (sensibilidad excesiva de los dientes por quedar la dentina al descubierto debido al desgaste), hasta desequilibrios importantes en la articulación temporo-mandibular (ATM), con cefaleas o dolores de cabeza, problemas para deglutir, mobilidad dental y pérdida de piezas.

La hiperactividad de los músculos maseteros y temporales pueden conducir también a la hipertensión de los músculos de la nuca y el cuello, provocando dolores en las cervicales y espalda. Pueden también  haber otras manifestaciones, como vértigos, mareos, alucinaciones acústicas, y alteraciones del sueño.

Si se notan con insistencia tres o más de los síntomas que se detallan seguidamente, se puede pensar que se aprietan los dientes más de la cuenta:

  • Ruidos al abrir y cerrar la boca
  • Dolor en la mandíbula o en los oidos
  • Ensanchamiento del rostro por un engrosamiento de los músculos maseteros
  • Los dientes y las encias se han vuelto más sensibles
  • Tiene desgaste del esmalte dental y los dientes no encajan correctamente como antes
  • Acostumbra a tener dolor de cabeza y de cervicales
  • Se levanta por las mañanas con molestias en la zona bucal
  • Le han dicho que durante la noche hace ruidos de rechinamiento de dientes
  • Se le ha roto algún diente o muela o se le caen las fundas y empastes
  • Se muerde la lengua con frecuencia y nota mobilidad en los dientes

El bruxismo suele ser consecuencia de situaciones que requieren una gran concentración o mucha tensión. Las preocupaciones, el estrés o la ansiedad provocan que  inconscientemente el paciente reaccione apretando los dientes.

El tratamiento de estas consecuencias ya hemos dicho que deben ser tratadas por un odontólogo,  pero las causas que las originan tradicionalmente se recomienda que sean evaluadas por un psicólogo.

El tratamiento del bruxismo con toxina botulínica es hoy un tratamiento de elección, por dar unos resultados muy satisfactorios, ya que prácticamente resolvemos el problema y cambiamos la calidad de vida de muchos de estos pacientes.

Simplemente se trata de inyectar una dosis de toxina botulínica en los músculos maseteros y disminuir su fuerza, lo que impedirá que se contracturen. La sesión no requiere más que unos minutos para su realización, y habitualmente tiene un efecto de unos 6 ó 8 meses, pero las sesiones sucesivas pueden tener un efecto más duradero, llegando a partir de la tercera sesión a durar un año en algunos casos.