Uno de los tratamientos más efectivos dentro de la medicina estética es el tratamiento con toxina botulínica, llamada vulgarmente bótox.

Con la toxina botulínica se tratan las arrugas de expresión, (llamadas así por su relación directa con la mímica facial), fundamentalmente las arrugas de la frente, el entrecejo, las perioculares (patas de gallo) y las peribucales (verticales de los labios o código de barras).

Es una terapia que consiste en la paralización selectiva de los músculos responsables de ciertos gestos faciales innecesarios, cuya repetitividad determina la aparición de surcos y arrugas estables y profundas, por lo que los resultados son muy satisfactorios en cuanto provocan un rejuvenecimiento importante del tercio superior de la cara.

La dosis la calcularemos según el efecto que queremos conseguir. Con pequeñas dosis no llegaremos a paralizar el músculo que tratamos, por lo que podemos conseguir borrar las arrugas dejando cierta actividad muscular, lo que nos va a dar una cara más natural sin perder expresividad.

En personas jóvenes hipercinéticas o que gesticulan mucho con la frente y el entrecejo, se utiliza el bótox para evitar que hagan las arrugas, es decir como prevención de éstas. Con el tratamiento impediremos que la persona pueda realizar el gesto por lo que se irá deshabituando de hacerlo. Quizás sean suficientes tres o cuatro tratamientos en uno o dos años para conseguirlo.

Es también el tratamiento de elección de la hiperhidrosis (sudoración excesiva), a nivel de las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies; por denervación química de los receptores en las glándulas sudoríparas, así como un tratamiento muy efectivo del bruxismo o contractura nocturna de los maseteros, lo que puede causar cefalea crónica.

El tratamiento consiste en la infiltración de pequeñas cantidades de toxina botulínica en los propios músculos y regiones citadas. La infiltración se realiza con una jeringa y una aguja muy fina, que la hace prácticamente indolora. Se realiza en dos sesiones, una que dura unos 20 minutos, y una segunda para realizar los retoques necesarios. El paciente se reincorpora inmediatamente a sus actividades habituales. El efecto aparece el 3er o 4º día, y se completa a los 7 o 10 días, teniendo una duración de entre 4 y 6 meses.