La toxina botulínica tiene una serie de indicaciones además de las estéticas con efectos quizás poco conocidos pero muy efectivos, que en ocasiones pueden mejorar la vida de nuestros pacientes de forma significativa. Entre los que practicamos en las clínicas de estética y nuestros pacientes nos reconocen que experimentan un aumento de la calidad de vida, están la hiperhidrosis o sudoración excesiva y el bruxismo.

Tanto en verano como en invierno, los pacientes que padecen de hiperhidrosis ven permanentemente como la ropa en la zona axilar, de camisas o chaquetas, están con grandes manchas de sudor, lo que limita la seguridad en su puesto de trabajo o en sus relaciones sociales. Igualmente aquellas manos mojadas o húmedas durante el saludo provocan el complejo de muchas personas que padecen este trastorno, igual que la sudoración excesiva de pies que no se puede llegar a controlar con productos cosméticos.

El tratamiento consiste en hacer micropunciones en toda la zona y los resultados  son muy satisfactorios en general. Los efectos de la toxina empiezan a manifestarse a las 48 horas de la inyección, teniendo el máximo efecto habitualmente entre 10 y 30 días después.

La duración esperada del tratamiento después de la primera sesión es de seis meses. Después de la segunda y la tercera sesión la duración normalmente se puede prolongar entre ocho y doce meses.